viernes, 5 de septiembre de 2008

SORBIDA ES LA MUERTE EN VICTORIA / I Cor. 15:54


Todo ser que respira en esta tierra, tiene una sentencia sobre sí, es ¡la muerte! Los que han visitado recientemente una tumba, saben que clase de enemigo es la muerte. Se ha llevado a un amigo, un hijo, quizás la columna del hogar, un joven en pleno florecimiento de su juventud. La muerte no se compadece de nadie. La sentencia de ella es para todos. La Biblia lo declara de esta manera…El día que de él comiereis, ciertamente morirás”. Génesis.2:17 “Y de la manera que esta establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después el juicio. Hebreos. 9: 27
“No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte” Eclesiastés. 8: 8 La muerte no se deja sobornar, ni por la riqueza de los príncipes, ni por la fuerza de los valientes. Monarcas con todos sus cetros y corona, descenderán a la tumba, valerosos guerreros, con su espada y corona bajarán a la tumba.
La muerte del creyente es valorizada, ante los ojos de Dios. “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. Salmo 116:15. Pero el cristiano, el justo, tiene esperanza en su muerte. “Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno…” Salmo 23: 4
Porque Dios nos guiará aún más allá de la muerte. Salmo 48:14.
Cuando alguien fallece, se le practica una autopsia, le sacan el cerebro, el corazón, el pulmón, y otras partes más. Luego lo embalsaman, inyectándole en las arterias químicos, desinfectantes y preservativas, y luego lo peinan y le aplican cosméticos, y al ataúd. El creyente tiene una recompensa y es la resurrección en Cristo. Job dijo: “Y después de desechada esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; Lo veré por mí mismo, y mis ojos lo verán y no otro. Job 19:26.
La Biblia dice que: “Los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”. 1 Tesalonicenses. 4: 16-17.
Está escrito que: “Destruirá a la muerte para siempre; y enjugara Jehová para siempre toda lagrima de todo los rostros.” Isaías. 25: 8.
Por tanto la muerte no vencerá para siempre.
Llegará el día de la resurrección, cuando nos levantemos en victoria.
Y diremos todos a una sola voz ¡sorbida es la muerte en victoria! Amen.
Apóstol David Lladó

No hay comentarios: