martes, 7 de diciembre de 2010


EN EL PRINCIPIO /Juan 1.1-14



La declaración del Apóstol Juan nos lleva al relato del libro de Génesis, cuyos orígenes también se encuentran más allá de la historia del planeta que habitamos. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». Este «principio» se escapa a los argumentos que nosotros utilizamos para medir el paso del tiempo, pues está escondido en la misma eternidad.


Juan no desea entrar en el misterio de esta frase. Simplemente afirma que el Verbo existía desde siempre, porque el Verbo es Dios mismo. Su declaración nos ayuda a asumir, desde el mismo principio, la posición correcta en nuestra relación con el Señor. Él es el origen de todas las cosas, hasta de nuestra propia historia personal, siempre está tomando la iniciativa de buscar a su creación. El hombre es, la creación de Dios, un actor secundario en una historia que es mucho más grande y profunda que el relato de nuestro vivir de paso por este planeta.


La declaración de Juan también nos muestra el peregrinaje terrenal del Mesías haciendo misiones en este planeta. Su presencia en este escenario, aunque limitada a tan pequeño lapso de tiempo, en sus escasos treinta y tres años de vida, está incluida en un proyecto que nace en el corazón de Dios y que, por esta razón, necesariamente está contenida en la eternidad.



Que maravilla es el hecho de que se nos ha concedido el contacto con el Eterno. Podemos exclamar, junto a Moisés: «Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas?» (Deuteronomio 3.24).



Nuestra adoración a Dios debe ser una postura todos los días de nuestra vida. La adoración, será uno de los factores que más favorecerá nuestra entrada en las profundidades de la persona de Cristo. No nos aproximaremos a él como quienes lo buscan para analizarlo, explicarlo y desmenuzarlo. Más bien, nos acercaremos para simplemente saborear el irresistible encanto de su persona, de su gracia, de su amor, de sus misericordia…., para con la humanidad.


La iglesia de Jesucristo es el instrumento en las manos del creador para la salvación de miles y millones de personas que nunca han oído de la salvación en Cristo. Parece absurdo, en los días actuales con tanta tecnología esta verdad, pero solamente cuando decidimos ubicarnos en la voluntad de Dios, estamos listos para rescatar estas almas aun perdidas.



Señor, tú eres todo, tu mereces toda nuestra adoración, nuestras obediencia. Al acercarnos a tu persona no hacemos más que responder a tu iniciativa para rescatarnos. Estamos delante de Ti con el corazón abierto y nuestra voluntad dispuesta a dejar que Tú nos conduzcas a donde Tú quieras. Produce en nosotros las experiencias que Tú deseas. No queremos pedir que nos expliques lo que haces, sino que nos mantengas cerca de Ti, haciendo tu voluntad. Estar contigo, Señor, es todo el bien que necesitamos.



Ptra. Ronilda de Lladó

1 comentario:

Noemi dijo...

Reciban muchas bendiciones, les visito desde El Salvador Centroamerica, les invito a mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
MI TESTIMONIO PARA LA GLORIA DE DIOS.