viernes, 3 de abril de 2009

La Iglesia Victoriosa – Parte I

"…sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades [infierno] no prevalecerán contra ella" Mt 16:18; la Iglesia de Cristo simboliza el cuadro de una Iglesia victoriosa sitiando al mismo Infierno y rompiendo sus puertas para libertar a sus prisioneros, Jesús prometió que Él tendría una Iglesia muy osada y llena de poder, esa Iglesia, atacaría las manifestaciones del Infierno en cualquier lugar del mundo que las afrontara. En Lc 4:18 Jesús dijo que vino también a: pregonar libertad a los cautivos.
En esta lucha espiritual Pedro nos exhortó sobre nuestro adversario al decirnos: “Sed sobrios y velad porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 P 5:8). Debemos tener bien claro que Satanás solamente anda como un león, pero no es realmente un león. Jesús es el león de la tribu de Judá (Ap 5:5). Satán es únicamente un imitador e impostor, no tiene poder contra Cristo es un ser derrotado por Cristo en el Calvario, y no puede hacernos un daño mortal. (Lea Heb. 2:14; Lucas 10:18, 19). Por eso somos instruidos claramente a resistirle (Judas 9), y para ello primero tenemos que someternos a Dios y así tener la autoridad para resistirle y que huya de nosotros (Vea Stg 4:7) y no estar nosotros huyendo de él, no debemos temerle, yo le pregunto, ¿Usted como cristiano debe temer a las brujería, a los sacerdotes de la magia, y otras prácticas demoníacas? Pues no, en Números 23:23 dice: "Porque contra Jacob no hay agüero, Ni adivinación contra Israel".
No importa qué clase de maldición le quiera poner un brujo a usted; de seguro que no tendrá éxito. Tal maldición puede operar contra los incrédulos, pero si usted es un hijo de Dios a través de la fe en Cristo, estará protegido de todo mal.
La Biblia dice: "He aquí el pueblo que como león se levantará…" (Nm 23:24). Nosotros los seguidores de Cristo adoptamos Su Naturaleza, quien es el león de la tribu de Judá. Nos levantamos como un león para resistir al diablo. Cuando hacemos esto la Biblia dice: "…los demonios… tiemblan" (Stg 2:19).
Otras personas pueden enfermarse o sufrir infortunios y hasta morir como resultado de una maldición, pero no usted.
Como uno de los hijos de Dios, usted se levanta como un león y ruge más fuerte que los demonios, quienes tratan de amedrentarle. Los cristianos nunca deben temblar, son los demonios los que tiemblan.

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