En esta visión que Dios le da al profeta Jeremías, le muestra tres cosas importantes: Su pasado, su presente y su futuro. Nosotros somos masa en las manos de Dios, Él nos modela y nos da la forma que Él desea. Aparentemente pareciera que no tuviéramos valor, somos barro sacados de la tierra. Pero en las manos de Dios somos aquilatados, Él nos da valor y estima, dejamos de ser un material sin valor para ser importantes para Dios. El barro se somete a la mano del alfarero, Él quiere limpiarte de tu pasado, sacar la suciedad, la inmundicia, la inmoralidad y tus pecados. La vida del creyente no la controla la suerte ni la moldea las circunstancias, es el Señor Jesús, el alfarero de nuestras vidas, que en Él está el querer y el hacer. El barro se cayó de las manos del alfarero, este podía desechar y tomar nuevo barro, pero no fue así, Él tomó el mismo barro y comenzó de nuevo a trabajar. Amados, si nosotros nos sometemos a la mano de nuestro creador (alfarero): Él no te abandonará, sino que te toma en sus manos, sanará tus heridas, Él limpiará tu pasado, tu vida estará bajo el control del Señor. Para conocer el corazón del alfarero, nosotros debemos ir hacia la cruz de Cristo. Las manos del alfarero nos tratan con cariño y moldea nuestra alma e imprime sus huellas digitales en nuestro espíritu. Amados, el presente de muchos cristianos de hoy es: Llenos de angustia, problemas que aquejan su vida, enfermedades, deudas, e infidelidad en los hogares. El cotidiano de algunas personas es pedir y no saben dar: Piden amor y no aman a su prójimo, piden dinero y esconden la mano al pobre, piden sabiduría a Dios y no dejan de buscar consejos de hombres. No temas a las adversidades, recuerda que son para probar nuestra fidelidad, y sólo los valientes obtienen la victoria. Dios es quien da perspectivas nuevas a nuestra vida. Tu futuro está en las manos de Dios, Él modela y remodela nuestra vida. El diseño ya está en la mente de Dios y el modelo y la forma que hará contigo. Él quiere que seamos vasijas de honra, llenos de su Espíritu Santo, donde fluya los dones y los talentos para la edificación de su iglesia y la evangelización del mundo, para que reconozcan a Cristo Jesús como único y suficiente Salvador del mundo.
Apóstol David Lladó
Apóstol David Lladó
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