El monte de la bienaventuranza no es como cualquier otro monte, no todos suben a ese monte, porque allí es donde nosotros nos desnudamos interiormente, ante Dios. La palabra bienaventuranza significa bendición y procede de la palabra latina para bendito. Estos versículos tratan con nuestras actitudes, lo que pensamos en nuestro corazón, nuestra perceptiva de la vida. Bienaventurados los pobres de espíritu… Dios mira el corazón, porque allí es donde se decide el destino de la vida. Dios mora con la persona cuyo corazón está quebrantado. Isaías. 57: 15. La bienaventuranza refleja sus propios actos del creyente. Bienaventurados los que lloran… Esta es la tristeza sincera por el pecado, sean nuestros o de los demás, Dios aborrece el pecado y rompe su corazón. Esta es la angustia de los bienaventurados, cuando reconocen sus pecados, porque ellos serán consolados. El Señor nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros también podamos consolar, a los que están en tribulación. 2. Co. 1: 4. Y Dios enjugara toda lagrima de los ojos de ellos…” Apocalipsis. 21: 4. Bienaventurados los mansos…Mansedumbre no es debilidad, Jesús fue manso, Mateo. 11: 29. Y sin embargo echó fuera del templo a los cambistas. La mansedumbre significa vivir para la gloria de Dios, o sea es ser enseñable, sin soberbia. La fuente de la mansedumbre es Cristo, que la imparte al hombre que se somete a la voluntad del Señor. Mt. 11: 28- 29. La mansedumbre se revela en su conducta y en su modo de tratar a los demás. Tito. 3: 2. Santiago. 3: 13. Ser manso es dominar las emociones y no que estas nos dominen a nosotros. Entonces recibiremos la tierra por heredad, (en el milenio). Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia…Un verdadero cristiano tiene apetito por las cosas espirituales, esto es rectitud personal. No como el fariseo. Lc. 18: 9- 14. Hoy vemos la justicia de los magistrados corrompida en gran parte, el pueblo tiene hambre y sed de una justicia digna y recta, pero no hay quien los ampare. Tan sólo en Dios el alma hambrienta y sedienta será saciada. Bienaventurados los misericordiosos…Los misericordioso son aquellos que manifiestan la piedad por un acto de ayuda al prójimo. Esto es, sentir lo mismo que siente la otra persona. El Señor Jesús nos enseña la parábola del buen samaritano. Lc. 10: 30-37. El buen samaritano fue movido a misericordia, cuando se convirtió en prójimo del herido. El misericordioso es perdonador. Vean la parábola de los deudores. Mt. 18: 23-35. La verdadera misericordia perdona. En la oración del Padre nuestro leemos: “Y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Mt. 6: 12. Estas bienaventuranzas tratan con nuestras actitudes, nuestra perspectiva de la vida, lo que pensamos en nuestro corazón. Es lo que Dios requiere de nosotros. Bienaventurados los de limpio de corazón…Significa tener un sólo corazón, no dividido Entre Dios y el mundo. Limpio de corazón son aquellos cuyo ser moral no esté contaminado de pecado, y sin duplicidad de intereses o lealtades. El ser humano por naturaleza es duro de corazón, y sucio de pensamiento. Estas personas son muy infelices, acumulan en su corazón las pequeñas desgracias hasta formarlas en montañas de miserias. Esto entristece tu corazón, y estropea tus días de felicidad. El corazón limpio es el que agrada a Dios, haz el bien a tu prójimo, y no te ensucies por todo estos males. Bienaventurados los que se ríen de sí mismo, porque nunca acabará su diversión. Bienaventurados los pacificadores…El mundo opina que la felicidad es de los listos, de los agresivos, de los que toman ventajas sobre otros, los que son más expertos y vivos más que los demás. Para ser pacificador se necesita gozar de paz interior. “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todo los hombres”. Romanos. 12: 18. Bienaventurado el hombre que halla la paz en Cristo, y no busca la paz en el dinero, en el propio provecho, en le poder, en el ocio, y en el placer.
En las personas felices encontraremos una rica vida interior, una alegría espontánea, mucha paciencia y paz. Y llenos del Espíritu Santo Dios. Bienaventurado el hombre que toma en serio las cosas pequeñas y afronta con calma las grandes: este llegara muy lejos en la vida. Tito 3: 3 describe que este mundo está en guerra. Nosotros los cristianos tenemos el evangelio de paz en nuestros pies. Ef. 6: 15. Felices los que oran antes de obrar, porque evitarán muchos errores y serán llamados pacificadores Bienaventurados soy cuando os persigan…Todos los que viven piadosamente sufrirán persecuciones. Estamos expuestos a sufrir físicamente, emocionalmente, financieramente y espiritualmente por la fe. Somos perseguidos por la familia, amigos, colegas de trabajo, por personas intolerantes y grupos religiosos. Bienaventurado los felices, los que no confunden un grano de arena con una montaña de persecución. Y sobre todo felices, si reconocen en todo al Señor, porque la luz de esperanza a brillado en tu vida.
Jesús nos enseño a bendecir a los que nos persiguen; bendecid y no maldigáis. Romanos. 12: 14. Por lo tanto amados, subamos a este monte y permanezcamos en el, hasta que el Señor nos perfeccione.
Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Que Dios te bendiga.
En las personas felices encontraremos una rica vida interior, una alegría espontánea, mucha paciencia y paz. Y llenos del Espíritu Santo Dios. Bienaventurado el hombre que toma en serio las cosas pequeñas y afronta con calma las grandes: este llegara muy lejos en la vida. Tito 3: 3 describe que este mundo está en guerra. Nosotros los cristianos tenemos el evangelio de paz en nuestros pies. Ef. 6: 15. Felices los que oran antes de obrar, porque evitarán muchos errores y serán llamados pacificadores Bienaventurados soy cuando os persigan…Todos los que viven piadosamente sufrirán persecuciones. Estamos expuestos a sufrir físicamente, emocionalmente, financieramente y espiritualmente por la fe. Somos perseguidos por la familia, amigos, colegas de trabajo, por personas intolerantes y grupos religiosos. Bienaventurado los felices, los que no confunden un grano de arena con una montaña de persecución. Y sobre todo felices, si reconocen en todo al Señor, porque la luz de esperanza a brillado en tu vida.
Jesús nos enseño a bendecir a los que nos persiguen; bendecid y no maldigáis. Romanos. 12: 14. Por lo tanto amados, subamos a este monte y permanezcamos en el, hasta que el Señor nos perfeccione.
Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Que Dios te bendiga.
Apóstol David Lladó H. V.
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