miércoles, 25 de enero de 2012

RECOMPENSAS / Mateo 9:35

Hasta entonces Jesús se ha concentrado en animar el corazón de los discípulos frente a la segura persecución que experimentarán. Mas al terminar sus instrucciones, menciona brevemente las recompensas que esperan a aquellos que desisten de perseguir al discípulo: “El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.”
El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeños un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa». Cada uno de nosotros tocamos la vida de aquellos que están alrededor de nosotros, muchas veces sin siquiera saberlo. Quizás la mejor ilustración de este principio la podemos encontrar en la figura de Rahab. Muchas personas tienen dificultad de entender por qué esta mujer ha sido incluida en la lista de «héroes de la fe» de Hebreos 11. ¿Cómo podía una prostituta ser considerada como ejemplo para los creyentes?
El error de este planteamiento está, precisamente, en que ella no fue aprobada por su estilo de vida sino por la práctica del principio que Jesucristo enuncia a sus discípulos. Rahab había entendido que los espías venían de parte de un pueblo fuerte, que inminentemente invadiría su ciudad. Había escuchado de los asombrosos hechos que Jehová obraba en medio de ellos y decidió atar su destino al destino de los espías. Cuando los israelitas finalmente entraron en la ciudad de Jericó, salvaron la vida de ella y la de sus parientes. No por su propia justicia, sino porque había recibido a los dos espías. Podemos ver en las palabras de Cristo que existen elementos en el reino de los cielos que nosotros no percibimos, ni entendemos. Cuando un enviado de Dios visita a una persona, aun sin ser esta de la familia de la fe, viene bendición sobre la vida del que lo recibe. El hecho de haber sido bondadoso hacia los hijos de Dios tiene su propia recompensa, más allá de la conversión o no conversión de la persona.
El principio claramente ilustra que ningún discípulo vive su experiencia en Dios en forma aislada. Cada uno de nosotros tocamos la vida de aquellos que están alrededor de nosotros, muchas veces sin siquiera saberlo. Mas el compromiso de Dios es siempre con el bien de muchos, y utilizará nuestras vidas con ese propósito. Al concluir esta serie de reflexiones sobre las instrucciones que Cristo entregó a los discípulos, antes de enviarlos de dos en dos, no podemos dejar de señalar, una vez más, que de los treinta y siete versículos que las contienen, treinta y dos hablan de la persecución.
¡Qué tremendo contraste con nuestra perspectiva! Nuestra versión «domesticada» de la vida espiritual rara vez despierta oposición. Hemos perdido los elementos que la sociedad considera una amenaza. Jesús nos invita a volver a asumir la postura radical de aquellos que han tomado su cruz y están identificados con él. Las burlas, los cuestionamientos y la oposición hablan con mayor elocuencia de nuestra fe que cualquier palabra que podamos proferir a favor de ella.

Apóstol David Lladó

miércoles, 4 de enero de 2012

¿ES POSIBLE CAMBIAR EL MUNDO?


Un nuevo año llega y con el, la esperanza de cambios en nuestra vida. En el año nuevo, decidimos por una vida nueva. Pensamos que el nuevo año cambiará nuestra vida, que se acabaran los problemas y alcanzaremos las metas que no logramos en el pasado.

En fin pensamos que con el nuevo año cambiará las circunstancias que rodean nuestras vidas.

Cuán maravilloso sería que pudiéramos cambiar las circunstancias y el mundo tan fácilmente, que de un día para el otro todo mejorara dramáticamente en un cambio de calendario. Lamentablemente no es así, no hay una fórmula mágica para cambiar el mundo. Ahora bien, ¿será posible que de alguna manera pudiéramos cambiarlo?
Solo hay una manera que pueda ocurrir este milagro; en Mateo 5:14-16, Jesús le dice a sus discípulos que somos la luz del mundo. La luz tiene la capacidad de cancelar las tinieblas. Siendo que la luz representa todo aquello que es bueno, mientras que la oscuridad representa todo aquello que es malo, entonces nosotros siendo luz de éste mundo podemos cancelar las tinieblas, o sea, la maldad de éste mundo.
¿Por qué esto no necesariamente sucede? La contestación está en el mismo pasaje bíblico. Para que la luz pueda cancelar la oscuridad tiene que ser colocada en un lugar visible. Para que nuestra luz pueda cambiar este mundo de oscuridad, tenemos que poner nuestra luz a la vista de los que la necesitan. La iglesia cristiana tiene que salir de las cuatro paredes, de los templos, si quiere efectuar cambios en este mundo. Para hacerlo es necesario que cada uno de nosotros como cristianos, hagamos brillar la luz de Cristo donde quiera que estemos y no solamente en el templo. Por eso la importancia de hacer misiones empezando donde estamos. Las misiones empiezan en su casa, en Jerusalén y continúa hasta los confines del mundo. Todos somos partícipes de este mandato. En Juan 8:12, Jesús dice: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". Nosotros como cristianos podemos cambiar el mundo, en la medida que reflejemos al mundo la luz de Cristo. Si verdaderamente deseamos que el mundo cambie en éste año de 2012, nuestra meta debe ser que cada día podamos reflejar al mundo la luz de Cristo.

Haga este desafío a usted mismo y verás el poder de Dios en su vida y en la de su semejante.

Apóstol David Lladó

SIN LUGAR EN EL MESON - LUCAS. 2: 7


El Señor Jesús, de manera natural como todos los seres humanos anunciaba el momento de nacer, María su madre comenzó a sentir los dolores de parto, era señal de que la hora había llegado, José ante la inquietud de su esposa fue al alojamiento más cercano para rentar una habitación con las condiciones mínimas para un alumbramiento, pero no encontró lugar para que naciera Jesús, pues no había espacio en el mesón, el único lugar disponible era un humilde pesebre, que se convirtió en el más glorioso lugar de esta tierra, porque ahí llegó al mundo la luz. En este mundo de tinieblas, dominado por el imperio romano en aquella época, nace Jesús, para alumbrar a toda la humanidad. El propósito de su llegada a este mundo no sólo era de traer las buenas nuevas de paz y salvación a los hombres.

Él vino también buscando el corazón del hombre, para resplandecer la gloria de Dios en su vida, pero hoy en día ese mesón (el corazón) de muchos está ocupado por el placer del mundo, por el odio, por la incredulidad, por el engaño, por las discordias, por las malas conversaciones, todo esto generado por el egoísmo del hombre en su naturaleza pecaminosa haciendo su propia voluntad y no la de su Creador.

El Señor bajó del cielo a la tierra, para elevar de la tierra al cielo a todo aquel que cree en su sacrificio vicario. El evangelio según S. J.uan 3:16,17, 18 nos revela que Él derramó su sangre en el calvario para que seamos rescatados y así poder volver a la comunión con el Padre, esa comunión que el hombre tenía en el momento de ser creado. Volviendo al momento del nacimiento de Jesús, los ángeles cantan en alabanza diciendo: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”. Lucas. 2: 13- 14.

¡Nació Jesús, llego la luz y la paz! El es la gloria del Padre y el resplandor para los hombres, vino para brillar en los corazones que están entenebrecidos por la inmundicia del pecado. ¿Cuál es tu situación actual? ¿Estás tan ocupado en el afán diario que no dejas espacio para que Jesús nazca y habite en tu corazón? Jesús quiere habitarlo, quiere llevarte a una vida de excelencia, Él desea ser el huésped principal, hoy es el día que el mesón de tu corazón debe estar desocupado, si no es así, no nacerá esa luz que alumbre tu diario caminar en este mundo de oscuridad, es mas, te dice: “He aquí Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20

Apóstol David Lladó

viernes, 16 de diciembre de 2011

¿A QUE HUELE TU VIDA?

Cierto día un alumno pregunta a su maestro: ¿Maestro qué debo hacer para no irritarme con las personas que hablan mal de los demás, o que son mentirosas, calumniadoras, etc.? El maestro le respondió, “vive como las flores”, el alumno un poco confundido, le vuelve a preguntar: ¿y como es eso de vivir como las flores? El maestro le dijo: Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas, del abono mal oliente extraen todo aquello que le es útil y saludable. Pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos”. Mira, es natural del ser humano angustiarse de las propias culpas por errores cometidos, pero no es sabio permitir que los defectos de los demás te incomoden, debes rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfumar la vida de los demás haciendo el bien, esto es vivir como flores. El libro de Juan nos muestra un cuadro de la unción de Jesús en manos de María, estaban todos presentes en una misma habitación, fundidos en una misma escena, se podía sentir una profunda tristeza del adiós de Jesús. Juan nos muestra dos personajes claves: María la hermana de Lázaro y judas, uno de los doce, el llamado Iscariote. Jesús fue invitado a la casa de Lázaro, la Biblia hace referencia de que Jesús visito a más de 12 hogares. La Biblia nos dice que Marta servía, mientras Lázaro se encontraba entre los invitados, de repente, María se acerca a Jesús, pero no viene con las manos vacías, trae consigo medio litro de nardo perfumado muy fino y caro, tanto era su valor que estaba valuado en un monto igual al salario de un jornalero en un año de trabajo, María lo derrama sobre los pies de Jesús, y la fragancia del perfume llena la habitación. Amados, debemos dar lo mejor de nosotros al Señor, como María, debemos venir a los pies de Cristo con las manos llenas de amor, de paz, nuestros labios llenos de bendición para nuestro prójimo, se debe llegar a la casa del Señor con las primicias, los diezmos y las ofrendas, y con manos llenas de santidad para adorar al Señor. No solo debemos dar lo bueno de nuestra vida, sino lo mejor y eso es nuestra humildad, un corazón quebrantado y humillado en la presencia de Dios. El acto que hizo María, de secar los pies del maestro con sus cabellos, ella estaba expresando que dedicaba toda su vida al servicio del reino. Cuando María quebró el alabastro perfumado, la fragancia se expande en toda la habitación, cuando tú llegas a un lugar ¿a qué huele tu vida? El ejemplo de María nos dice que todos tenemos algo de valor que ofrecer a Jesús. Todos poseemos en nuestra vida un frasco de nardo puro fino y carísimo.

Para que haya un buen olor se debe quebrar el alabastro y derramarlos a los pies de Jesús. Amada iglesia derrama tus oraciones a Dios por que ellas son olor fragante que sube a la presencia de Dios.

No dudes que vendrán “judas” con sus ideas descabelladas, diciéndote que guardes tu frasco de amor, de perdón y armonía y ofrezcas a cambio, odio violencia, dolor y mal olor.

Mientras ellos dicen “ojo por ojo diente por diente” Jesús nos exhorta con autoridad “amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen” ¿De que vale un perfume caro encerrado en un frasco si no perfuma? ¿De que vale la sal si no sala? ¿De que sirve nuestra religiosidad si no perfumamos la casa? ¿Que nos queda? Un desagradable olor a muerte. Pero cuando Jesús llega al hogar, nuestra vida se perfuma con suaves y delicados aromas. Como dice un cántico y cuando Él pasa todo se transforma, se va la tristeza llega la alegría. La muerte de Jesús en la cruz, aplacó el mal olor a muerte, el olor a venganza, de odio y de rencor. Amados demos lo mejor al Señor, permitamos que él trabaje en nuestras vidas y podamos despedir el olor grato y agradable a Dios.

APÓSTOL DAVID LLADO

UNA NAVIDAD DIFERENTE

http://www.eldeber.com.bo/paraellas/2011-12-14/notaparaellas.php?id=111214205659

(Abrir los ojos al amor)


¿Querido lector, como podemos vivir una navidad diferente en los días de hoy?

Cada día que nos regala Dios es una oportunidad para que seamos personas mejores.

Pensemos; ¿qué espera de nosotros que hagamos o pasemos este dia tan especial para algunos y tristes para otros?. Trasladando a los tiempos de Jesucristo ya hombre maduro, observemos como el anduvo y que hizo por la humanidad durante el tiempo que estuvo en este mundo. Vivir la navidad es vivir de acuerdo a lo que se celebra, osea la presencia de nuestro Señor con nosotros abriendo nuestros ojos para el amor. Este amor que tuvo compasión de todos sin mirar a quien. La navidad es amar a su prójimo y hacer por él lo que le gustaría que hagan por usted. Todos los años muchas familias se reúnen para el momento especial de compartir noche buena , otros no llegan a sus hogares porque están lejos de sus casas, otros en hospitales, otros separados, distanciados por peleas, discusiones, malos tratos, otros no les gusta este día porque no tiene según ellos nada que compartir en lo que se dice respecto a alimentación, regalos,…….etc. Un sin fin de cosas.

¿Qué podemos hacer entonces para que esta navidad sea distinta de las demás que ya pasaron?

¿Estarás dispuesto a olvidar lo que tu has hecho por el prójimo y recordar lo que otros han hecho por ti? Muchas veces pensamos en lo hacemos, aun en lo mínimo pensamos que es mucho. ¿Pero será que sabemos expresar con gratitud lo mínimo que han hecho por nosotros?

Cobramos mucho de la sociedad, las deudas que el mundo tiene con nosotros, pero es importante reflexionar lo que yo y usted debemos a la humanidad.

En esta navidad, lleve su familia, amigos, vecinos, el transeúnte, a reflexionar sobre su caminar en esta tierra, y que debemos cada uno de nosotros al mundo para que este sea mejor. ¿Que espera Jesús de usted?

Apocalipsis 3:20

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Vamos, pongamos en práctica para que no solamente esta navidad sea distinta mas también el año que nos espera sea de mejor calidad.

¡Feliz Navidad!

APÓSTOL DAVID LLADO

jueves, 1 de diciembre de 2011

CUIDA LO QUE GUARDAS EN TU CORAZÓN - Proverbios 4:23

El corazón. Un órgano que determina vida o muerte. Algunos lo cuidan, otros no. Pero forma parte de la maravillosa arquitectura de Dios para asegurarnos la existencia. Pero el corazón suele jugarnos malas pasadas. Si nos dejamos arrastrar por las corazonadas, antes que por la guía del Señor, sin duda tomaremos decisiones desacertadas de las que luego nos arrepentiremos.

El corazón guarda el acumulo de sentimientos que nos llevan a actuar. "Es la mente", me dirá usted. Y estamos de acuerdo. Sin embargo, en la mente o en el corazón, como lo menciona la Biblia, almacenamos información que determina nuestras reacciones, y debemos cuidar qué tipo de cosas guardaremos en él.

La recomendación la hizo hace muchos siglos el rey Salomón cuando escribió: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida" (Proverbios 4:23)

Guardar rencores o recuerdos dolorosos, antes que ayudarnos al crecimiento, inclinan nuestra vida a un estancamiento o revés en nuestro proceso de maduración personal y espiritual. Por esa razón, cualquier sentimiento negativo que guardemos, es hora de que lo borre, no en sus fuerzas sino en las del Señor Jesucristo.

Recuerde que el amado Hijo de Dios es el único que puede sanar nuestras heridas y traer perdón a nuestro corazón. ¡Ánimo! Nunca es tarde para empezar.

La sanidad interior trae liberación a su vida. Le permite comenzar de nuevo. ¿Cómo hacerlo?

1.- Evalúe qué sentimientos que traen dolor, alberga en su corazón.

2.- Traiga a memoria quiénes le produjeron esas situaciones que le producen sufrimiento.

3.- En oración, entréguele al Señor Jesucristo sus sentimientos y pídale que le sane.

4.- Examine periódicamente su vida para evaluar qué guarda en su corazón, desechando todo aquello que le trae dolor. Con ayuda de Dios podrá lograrlo.

Isaias 43:18 "No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas."

¡Dios hace todas las cosas nuevas! ¡Hoy puede comenzar una nueva vida!

"Señor Jesucristo, haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén".


Ptra. Ronilda de Lladó

LOS PROPÓSITOS DE DIOS PARA LA IGLESIA - 1 Cor. 1:1-10

Ser llamado por Dios es mucho más que integrarse a una iglesia y tener ciertos cambios visibles.

¿Cuánto tiempo hace que Dios te llamó a una nueva vida (2 Cor 5.17)?

Muchos piensan que es mejor esperar antes de seguir avanzando en la vida cristiana; que habrá otros momentos para consagrarnos a Dios. Muchos se conforman con una vida que, ante la promesa de Dios de vida abundante (Jn 10.10b), es una vida sin sabor, muy lejos del propósito de Dios para la iglesia, y tú, yo, todos los que hemos respondido al llamado de Dios somos la iglesia.
Algunos piensan que es mejor ir a la iglesia, pero sin fanatizarnos, que no hay que tomar las cosas muy en serio, que la vida es una sola y hay que disfrutarla.
Pero la voluntad de Dios contiene importantes y tremendos propósitos que son necesarios conocer y apropiarnos de ellos, porque la vida abundante está estrechamente vinculada a los mismos.
Cuál es la voluntad de Dios para los que Él llama?

1.. Ser apóstoles, enviados. Así como Dios nos busca y llamó para andar en su gracia, amor y perdón, otros necesitan conocer el poder que está transformando y ha tocado nuestras vidas.
Cuando Dios te llama, te da una identidad nueva, un nuevo propósito y una nueva manera de hacer las cosas, porque los valores del Reino hacen nuevas personas...

2.. A ser santificados, personas perdonadas, que tienen, por el amor y la misericordia de Dios, una nueva oportunidad, que han recomenzado sus vidas porque Dios les llamó a recibir gracia de lo alto.

3.. A ser llamados a formar el pueblo santo - apartado, diferente, no del montón, sino herederos del obrar y las bendiciones de Dios. ÉL quiere mostrarse al mundo, pero busca personas a través de las cuales manifestar que Él es real, que hace tremendas cosas.

4.. Invocan el nombre de Dios... personas que hablan y conviven en comunión con el Señor, Él se revela a sus hijos, los cuida, aún bendice a otros a través de ellos (1Cor 7).

5.. El Señor, no solo es nuestro Padre, nos da una identidad y una familia, donde Él se manifiesta en medio de ellos, además nos toma como posesión suya, nos adopta como hijos, para amarnos y recrear en nosotros nuevas personas.

6.. Nos escoge para ser receptores de su gracia. La bondad de Dios en abundancia, llena nuestras vidas, pero desborda, se derrama, perfuma y atrae otras vidas v3.

7.. Esta gracia, es por medio de Jesús Cristo, si alguno de los presentes no conoce o quiere renovar los propósitos de Dios en su vida o familia, debe volverse a Dios, reconocer su necesidad, clamar -Jer 33.3 y creer que en Jesús Cristo Dios ha provisto todo lo necesario para que el Espíritu Santo comience una obra de transformación tremenda, única y bella.

Dios te permite comprender los tesoros de su Palabra, su vida pasa a tener un sentido diferente porque eres un instrumento en las manos de nuestro padre celestial.

El Señor está con nosotros, Él nos envía y va a nuestro lado.

Es tiempo de responder, Dios está llamando, cualquiera sea tu situación.

Ptra. Ronilda de Lladó

miércoles, 30 de noviembre de 2011

LIGADOS A LA VID VERDADERA - (Juan 15:1-17)

Este pasaje bíblico empieza con palabras del mismo Jesús, indicando cuál es su identidad y cuál es su relación con Dios y el pueblo. El texto podemos bosquejarlo de la siguiente manera para su mejor comprensión y aplicación:

1-2: La actividad del Padre;

Jesús declara que él es la vid verdadera, no cualquier vid, la cual ha sido plantada por Dios quien es el labrador que ha plantado esta vid. Él es el Señor de la viña y la cuida con amor. Dios como Padre está en constante actividad y cuida de que los pámpanos den frutos, de lo contrario los quitará. El nuevo pueblo de Dios está ligado a la vid verdadera, quien es Jesús. La advertencia de Jesús a su pueblo es que tiene que dar frutos. Es de alguna manera la misión de la Iglesia: hacer nuevos discípulos. De lo contrario será cortado.

La iglesia, es una comunidad en expansión. Todo pámpano que está nutrido debe dar fruto; en otras palabras, todo integrante de esta comunidad tiene un crecimiento que realizar y una misión que cumplir. El fruto es la evidencia del hombre nuevo. Pero un pámpano que no produce fruto es porque no responde a la vida, no se está nutriendo de la savia que es Cristo. El Padre, quien es el labrador y cuida de su viña, se encarga de cortarlo, porque es un pámpano seco, sin vida y no sirve. Pero, el pámpano que sí da fruto, tiene vida, ese tiene el cuidado del Padre.

3-4: : La Comunidad: condición para el fruto;

Los discípulos, nosotros, que estamos limpios o salvos por el Evangelio, podemos ya dar frutos. No estamos contaminados por el odio, la maldad, la injusticia, el pecado. El mensaje de Cristo ya nos ha liberado plenamente. No hay excusas validas para no dar frutos. Hay una advertencia para dar los frutos, es necesario estar ligados a la vid (Jesús). Jesús nos exhorta a renovar nuestra adhesión a él. Esta unión con Jesús no es algo automático ni un ritual, se requiere una decisión personal para hacerlo.

5-6: El discípulo: fruto y esterilidad;

Jesús vuelve a repetir su primera afirmación: "Yo soy la vid" y define la relación que hay entre él y la comunidad; la comunidad está representada por los pámpanos. Hay una unidad y una unión íntima entre Jesús y sus discípulos. Podemos crecer y dar frutos porque nos nutrimos de su savia. Hay vida en plenitud, porque hay comunión plena. Quien no le sigue, no permanece y no se nutre de la savia, se seca, no tiene vida. Por lo tanto es sacado de la vid y se muere. Es morir en vida hasta la muerte definitiva.

7-11: La fidelidad: condición para la alegría;

El resultado de vivir unido a Jesús tiene sus ventajas: hay bendición. Jesús es fiel y solidario con los suyos, sin límite alguno, no los abandona en ningún momento. Podemos pedirle y él nos dará. Lo que hace posible esta unión es el amor verdadero, que es la base de toda fidelidad. Jesús y el Padre son fieles y de esa manera debe ser nuestra fidelidad como cristianos. En esta relación es glorificado Dios. Como resultado de esta relación es la alegría y el gozo. Es decir, la paz verdadera.

12-17: La tarea común en el amor.

El amor entre los integrantes de la comunidad, la iglesia, es un mandato del Señor. Ejemplo él ha dado, ha dado su vida hasta la muerte en la cruz. Por eso, el verdadero amor, cambia la relación entre las personas. Entre Jesús y su Iglesia. De condición de siervos ahora se pasa a la de amigos. Es la amistad la nueva dimensión del amor, siempre y cuando haya obediencia y fidelidad. Los discípulos de Jesús no son sus asalariados sino sus amigos. En la misión somos compañeros con Jesús. Él nos ha amado primero y nos ha elegido.

Renovemos nuestro pacto con el Señor, sigamos ligados a Su amor como pámpanos que necesitamos nutrirnos de la savia verdadera y poder tener vida en abundancia para seguir creciendo y dar más frutos, cada vez mejores y de calidad.

Amén.


Ptra. Ronilda de Lladó

BUSCANDO SOLUCIÓN Y NO BARRERAS


En la biblioteca de una pequeña ciudad había un libro de cuentos en blanco. Tenía un aspecto excelente, y una decoración impresionante, pero todas sus hojas estaban en blanco. Niños y mayores lo miraban con ilusión, pero al descubrir que no guardaba ninguna historia, lo abandonaban en el estante donde estaba. No muy lejos de allí, un precioso tintero seguía lleno de tinta desde que hacía muchos años su dueño lo dejara olvidado en una esquina. Tintero y cuento lamentaban su mala suerte, y en eso gastaban sus días, en puro lamento.

En una de estas veces en que el cuento fue abandonado, se quedo junto al tintero. Ambos compartieron sus desgracias durante días y días, y así hubieran seguido años, de no haber caído a su lado una elegante pluma de cisne, que en un descuido se había soltado en pleno vuelo. Aquella era la primera vez que la pluma se sentía sola y abandonada, y lloró profundamente, acompañada por el libro de cuentos y el tintero, que se sumaron a sus quejas con la facilidad de quien llevaba años lamentándose día tras día.

Pero al contrario de sus compañeros, la pluma se cansó enseguida de llorar, y quiso cambiar la situación. Al dejar sus quejas y secarse las lágrimas, vio claramente cómo los tres podrían hacer juntos mucho más que sufrir juntos, y convenció a sus amigos para escribir una historia. El libro de cuento puso sus mejores hojas, la tinta no se derramó ni un poco, y la pluma puso montones de ingenio y caligrafía para conseguir una preciosa historia de tres amigos que se ayudaban para mejorar sus vidas.

Un joven maestro que pasaba por allí triste y cabizbajo, pensando cómo conseguir la atención de sus alumnos, descubrió el libro de cuento y sus amigos. Al leerlo, quedó encantado con aquella historia, y recogiendo a los tres artistas, siguió su camino a la escuela. Allí contó la historia a sus alumnos, y todos se mostraron atentos y encantados.

Desde entonces, cada noche, pluma, tintero y el libro de cuentos se unían para escribir una nueva historia para el joven profesor, y se sentían orgullosos y alegres de haber podido ayudar en cambiar la suerte del maestro, gracias al esfuerzo y colaboración de todos.
Cuando aparezca la duda, nos llene de angustia una situación, o volvamos a la rutina de ayer o de hace un año, o quien sabe no sabemos que hacer, debemos preguntarnos: ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Y con valor, arrojar la red, lanzarse a realizar el plan de Cristo, por más difícil que parezca. Dar a cada problema la solución que Cristo daría. Actuar como Él actuó. Vivir la vida con lo bueno y lo malo, dándonos cuenta de que el Señor y yo somos uno, que juntamente con Él cada meta puede ser alcanzada.
¿Cómo está viviendo su vida? ¿Ayuda a solucionar o a poner barreras, a criticar o ayudar, a destruir o construir, a ser piedra de tropiezo o bendición? Sea una piedra de construcción en esta vida donde quiera que esté.

Apóstol David Lladó

DESCUBRA CUÁL ES SU MAYOR RECURSO

Pedro no entendía lo que estaba a punto de suceder, aunque debió haber tenido el discernimiento necesario para saberlo. Ni Jacobo, ni Juan, ni ninguno de los otros discípulos lo tuvieron. Aunque habían estado con Jesús durante tres años, todavía no tenían una idea clara del plan eterno de Dios, y esta falla se convertiría en su vergüenza.

Entre los discípulos surgió una disputa sobre quién sería el mayor entre ellos. Jesús intervino, diciendo: "El mayor entre vosotros [sea] como el más joven, y el que dirige, como el que sirve" (Lc 22.26). Más tarde, les reveló una sorprendente verdad: todos ellos le abandonarían esa misma noche.
Pero Pedro negó categóricamente esa posibilidad, diciendo: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré" (Mt 26.33). Nadie parecía estar consciente del vertiginoso desarrollo de lo que estaba teniendo lugar. A medida que avanzaba la tarde, los discípulos escuchaban al Señor mientras éste les decía que sería traicionado, pero su mensaje no les llegó al corazón. No podían concebir que sucediera tal cosas. Con la muerte y el dolor acercándose rápidamente, los discípulos se durmieron, sin haber aprendido la lección más importante para ganar cualquier batalla. ¿Cuál lección? Que hay que velar y orar.


¿Somos negligentes en cuanto a nuestra fe?
La mayoría de nosotros nos hemos encontrado, alguna vez, en situaciones en las que sabíamos que algo estaba a punto de cambiar. Podíamos sentirlo. Puede que hayamos sido prevenidos con anticipación; es posible incluso que alguien nos haya dicho con antelación qué iba a suceder, pero no estuvimos dispuestos a aceptar ninguna otra posibilidad.
Nos negamos a escuchar, porque estábamos enfrascados en nuestras necesidades, y en nuestros deseos, sueños y pasiones. En vez de hacer caso a la advertencia y prepararnos para lo que iba a venir, decidimos ignorar el mensaje. Fuimos negligentes. Entonces, sólo después de que nos golpeó la adversidad, nos dimos cuenta de que habíamos perdido una oportunidad de confiar en Dios.

Ciertamente, la principal victoria del cristiano fue ganada en la cruz. Fue allí donde Dios sacrificó a su Hijo por los pecados de la humanidad. Jesús tenía que morir, para que pudiéramos tener vida eterna. No ha existido ninguna victoria más grande que ésta; pero en las horas previas que llevaron a este momento se logró una victoria muy importante. Esta victoria fue esa misma noche en el huerto de Getsemaní. Fue en este lugar donde Jesús se rindió completamente a la voluntad de su Padre. Si Él no hubiera hecho esto, la cruz jamás habría podido ser levantada. Usted y yo nos habríamos perdido eternamente.

En el huerto los discípulos tuvieron la gran oportunidad de demostrar su fidelidad, sin embargo, no pasaron la prueba, no una sino tres veces. ¿Podemos aprender algo de su fracaso? Pues así es.
Al término de la cena pascual, Jesús llevó a sus discípulos del aposento alto a un lugar de aislamiento y oración. Les pidió que se mantuvieran alertas y vigilantes, pero no hicieron ni una cosa ni la otra. Jesús escogió a tres hombres —Pedro, Jacobo y Juan— con los cuales tenía una relación particularmente estrecha, para que fueran a un lugar de íntima oración, que estaba aun más cerca del corazón de Dios. Estaba literalmente a pocos pasos de distancia de donde Él había hecho su oración de entrega personal.

Dijo a sus discípulos: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

Permita que la oración sea su primera respuesta
Llegará un momento en el que Dios nos llamará a orar, y entonces deberemos obrar de acuerdo con lo que hemos aprendido de Él. Pero si no hemos pasado tiempo con el Señor, no sabremos cómo permanecer firmes en nuestra fe. También nos faltarán el discernimiento y la sabiduría clave para tomar buenas decisiones. Cuando vengamos al lugar de la oración, el lugar donde Jesús llevó a esos hombres aquella noche, debemos estar completamente concentrados en su santidad, tanto así que el estar en su presencia infinita nos haga ponernos de rodillas. Jesús se humilló a sí mismo delante del Padre, y aquellos hombres tuvieron la oportunidad de ser testigos de cómo oró Él, aunque no lo hicieron.

Cuando enfrentemos desafíos demasiado grandes para nosotros, nuestra primera respuesta debe ser acudir a Dios en oración. La victoria en todas las batallas, se obtienen sólo en un lugar: en el lugar de la oración.

Gracias a la oración, Jesús se sintió seguro del plan de Dios para Él. ¿No le gustaría saber qué plan tiene Dios para su vida? Cristo ganó la batalla en un lugar de oración. Ése es, también, el lugar en el que usted puede ganar sus batallas. Él nunca se dio prisa por saber qué opinaban los demás. Él quería saber únicamente lo que Dios Padre pensaba. Cuando se levantó del suelo esa noche en el huerto, tenía la dirección, la esperanza y las fuerzas que necesitaba para soportar el Calvario por amor a nosotros. Jesús sabía que podía confiar en el Padre, porque había pasado tiempo con Él.
¿Qué problema tan grande hay en su vida, que usted no es capaz de manejar? Para Dios, nada es demasiado grande. ¿Quisiera usted "velar y orar" con Él, para conocer su voluntad y su plan perfecto?