Un nuevo año llega y con el, la esperanza de cambios en nuestra vida. En el año nuevo, decidimos por una vida nueva. Pensamos que el nuevo año cambiará nuestra vida, que se acabaran los problemas y alcanzaremos las metas que no logramos en el pasado.
En fin pensamos que con el nuevo año cambiará las circunstancias que rodean nuestras vidas.
Cuán maravilloso sería que pudiéramos cambiar las circunstancias y el mundo tan fácilmente, que de un día para el otro todo mejorara dramáticamente en un cambio de calendario. Lamentablemente no es así, no hay una fórmula mágica para cambiar el mundo. Ahora bien, ¿será posible que de alguna manera pudiéramos cambiarlo?
Solo hay una manera que pueda ocurrir este milagro; en Mateo 5:14-16, Jesús le dice a sus discípulos que somos la luz del mundo. La luz tiene la capacidad de cancelar las tinieblas. Siendo que la luz representa todo aquello que es bueno, mientras que la oscuridad representa todo aquello que es malo, entonces nosotros siendo luz de éste mundo podemos cancelar las tinieblas, o sea, la maldad de éste mundo.
¿Por qué esto no necesariamente sucede? La contestación está en el mismo pasaje bíblico. Para que la luz pueda cancelar la oscuridad tiene que ser colocada en un lugar visible. Para que nuestra luz pueda cambiar este mundo de oscuridad, tenemos que poner nuestra luz a la vista de los que la necesitan. La iglesia cristiana tiene que salir de las cuatro paredes, de los templos, si quiere efectuar cambios en este mundo. Para hacerlo es necesario que cada uno de nosotros como cristianos, hagamos brillar la luz de Cristo donde quiera que estemos y no solamente en el templo. Por eso la importancia de hacer misiones empezando donde estamos. Las misiones empiezan en su casa, en Jerusalén y continúa hasta los confines del mundo. Todos somos partícipes de este mandato. En Juan 8:12, Jesús dice: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". Nosotros como cristianos podemos cambiar el mundo, en la medida que reflejemos al mundo la luz de Cristo. Si verdaderamente deseamos que el mundo cambie en éste año de 2012, nuestra meta debe ser que cada día podamos reflejar al mundo la luz de Cristo.
Haga este desafío a usted mismo y verás el poder de Dios en su vida y en la de su semejante.
Apóstol David Lladó
No hay comentarios:
Publicar un comentario